Introducción

Actualmente el emprendimiento no distingue género ni edades, por este motivo cada vez son más las mujeres que se convierten en grandes empresarias exitosas. El crecimiento del emprendimiento femenino es una evolución natural en el papel de la mujer en la fuerza laboral de nuestra sociedad lo cual esto despierta un interés creciente a nivel nacional e internacional ya que la contribución femenina al emprendimiento, especialmente en los países más avanzados, constituye un factor que impulsa la igualdad de géneros y hace a la ciudadanía mujeres y hombres responsables de su desarrollo, capacidad de innovación y nivel de bienestar.  Una de las virtudes que más diferencian a los hombres de las mujeres es que ellas tienen la creatividad mucho más desarrollada que ellos, por este motivo una dama emprendedora aporta constantemente nuevas ideas a su equipo de trabajo, y ayuda a las personas a su cargo a crecer laboralmente e igual forma personalmente confiando en lo valiosas que son compartiendo constantemente sus conocimientos.

El papel de la mujer no únicamente es el rol de emprender y ser empresaria, sino que aportar   en la actividad productiva en general ya que incide positivamente en el desarrollo económico, la competitividad, la productividad, el crecimiento potencial de las regiones e incluso también se ha demostrado máxima capacidad innovadora en una zona si hay un número grande de mujeres empresarias significativo.